3 de septiembre de 2011

Dia 2

San juan de Villapañada - Bodenaya

Eran las 6 cuando empezaron a sonar los despertadores y poco a poco nos fuimos poniendo en marcha tras un ligero aseo y un fugaz desayuno.

Aun era de noche cuando empecé a andar junto a otro peregrino pero en las primeras rampas del alto del fresno se quedo atrás y no lo volvería a ver hasta horas después.

Así que seguí la marcha para encontrarme poco antes de llegar a Cornellana a un par de chavales que junto a su abuelo hacían su primer camino de Santiago, y este les iba contando y explicando como y por donde debían marchar.

Tras cruzar con ellos unas pocas frases continúe mi camino y cruzando el río Narcea justo en el desvío para el monasterio, una joven pareja de Murcia salio a mi encuentro. Tenían previsto, al igual que yo, desayunar allí, así que nos sentamos en un bar donde compartimos además del café un buen rato de charla.

Al salir del local entraba en él mi primer compañero de jornada al que salude con un: !Buen Camino! para proseguir enseguida la marcha.

Hasta llegar a Salas fue un tranquilo caminar, aunque el calor iba haciendo mella en mi cuerpo y no dudé en detenerme a tomarme un refrescante café con hielo en un bar donde pude disfrutar también de la charla con la camarera y un parroquiano sobre lo que restaba de la etapa y lo malo que era ese día para andar por el fuerte calor.

Tras hacer una foto a una pizarra donde cada dia cambiaban la frase que en ella aparecía dedicada a los peregrinos, continúe la marcha encontrándome poco antes de salir de Salas, sentados en una terracita a varios compañeros de esa familia que poco a poco se iba formando en el camino.

Nada más dejar la ciudad una fuerte subida disimulada dentro de un fantástico bosque me dejó sin aliento para al terminar empezar un largo tramo de peligrosa carretera, acompañado de numerosos coches y camiones que pasaban mucho más cerca de lo que me hubiese gustado.

Ya faltaba poco para llegar a Bodenaya, donde pretendía quedarme a dormir, aunque las obras de la carretera y el fuerte calor, parecían alejar el final de la etapa cada vez más.

Pero como todo en esta vida, llegó el momento de divisar el albergue, y allí esperando a que abriese sus puertas más miembros de esta peculiar familia, que esa tarde-noche empezó a tomar forma con fuerza.

Curioso lugar este albergue que tiene una magia especial.

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