4 de septiembre de 2011

dia 3

Bodenaya- Campiello


Tras habernos puesto de acuerdo la noche anterior en una cena común, a las seis de la mañana nos despertaba el hilo musical del albergue de Bodenaya.Diez minutos después estábamos todos reunidos de nuevo a la mesa para desayunar juntos, según marcaba las normas del albergue: Cena y desayuno comunitario, y por lo tanto hora de despertarse a decidir en común.
Me encantó el detalle de que a pesar de ser un albergue privado el precio era libre, al abandonar el albergue debías dejar tu donativo en un buzón que había junto a la puerta. Tu valorabas la atención recibida y en consecuencia dejabas lo que considerases oportuno.
Comencé a andar junto a Lola, Merche, Guadalupe y Toño, un curioso y entrañable grupo de los que solo el camino puede reunir, pero poco tiempo después les dejé atrás, porque los músculos me estaban pidiendo entrar en calor antes de que el sol levantase en el horizonte.Ese amanecer me pareció realmente espectacular, una preciosa luz anaranjada decidió acompañarme durante varios kilómetros, compañía que agradecí y mucho, pues hay pequeñas cosas que te ponen las pilas y esta es una de ellas.



Tras dejar atrás El Pedregal, antes de que me diese tiempo a darme cuenta estaba llegando a Tineo y la ermita de San Roque, donde paré a reponer energías y tras un pequeño descanso continué la marcha atravesando la ciudad que despertaba a mi paso montando un mercadillo en la plaza.Como despedida, Tineo me decía adiós con una fuerte pendiente, pero compensaba al poco rato con un bosque impresionante donde en cualquier momento podría aparecerte un Trasgo o una Xana.
Cuando llegué al desvío del Monasterio Santa Maria la Real de Obona, dudé si dirigirme hacia el, pero decidí llegar a Campiello y por la tarde acercarme a visitarlo para estirar las piernas. Más mi sorpresa fue que estaba muchísimo mas lejos el final de la etapa de lo que yo pensaba, así que me quedé con las ganas de visitarlo. Queda pendiente para otra ocasión.
Al acabar la pista en el bosque desemboqué en una carretera que se me hizo eterna, casi tres kilómetros de aburridísima cuneta al sol del mediodía, que concluyó con una cerveza helada en casa Herminia.
Poco a poco fue llegando el resto de la "familia": David, Dani,Mariano y Dora, Fran , que quería continuar hasta Borres, pero le convencimos para que se quedase, Lola,Merche, Guadalupe, Toño, Juan…
Todos aquellos que queriamos hacer la ruta de los hospitales al dia siguiente nos quedamos allí a hacer noche.

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