13 de septiembre de 2011

Bienaventuranzas del peregrino




Hace unos dias, curioseando paginas que hablan del Camino encontré estas bienaventuranzas, que me parecieron muy interesantes, y que hoy os dejo para que podais echarle un vistazo.
Espero que os gusten

1. Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que el camino te abre los ojos a lo que no se ve
2. Bienaventurado eres, peregrino, si lo que más te preocupa no es llegar, sino llegar con los otros
3. Bienaventurado eres, peregrino, cuando contemplas el camino y lo descubres lleno de nombres y de amaneceres
4. Bienaventurado eres, peregrino, porque has descubierto que el auténtico camino comienza cuando se acaba
5. Bienaventurado eres, peregrino, si tu mochila se va vaciando de cosas y tu corazón no sabe dónde colgar tantas emociones
6. Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que un paso atrás para ayudar a otro vale más que cien hacia delante sin mirar a tu lado
7. Bienaventurado eres, peregrino, cuando te faltan palabras para agradecer todo lo que te sorprende en cada recodo del camino.
8.Bienaventurado eres, peregrino, si buscas la verdad y haces de tu camino una vida y de tu vida un camino, en busca de quien es el Camino, la Verdad y la Vida
9. Bienaventurado eres, peregrino, si en el camino te encuentras contigo mismo y te regalas un tiempo sin prisas para no descuidar la imagen de tu corazón
10.Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que el camino tiene mucho de silencio; y el silencio, de oración; y la oración, de encuentro con el Padre que te espera.

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9 de septiembre de 2011

Dia 8

Cadavo - Lugo

Y llegó el ultimo dia, la ultima etapa de este camino primitivo que me habia aventurado a recorrer solo.
Solo llegué a Oviedo, pero no se puede decir que en los siguientes dias me sientiese así. Aunque la inmensa mayoria de los kilometros andados los haya recorrido en soledad, la sensación nunca fue esa, pues ya desde el primer dia en la capital asturiana me sentí arropado por los distintos peregrinos con los que me fui encontrando.
Y como era el ultimo dia de un camino que habia comenzado solo, decidí acabarlo en compañia.

El despertador estaba preparado para las seis de la mañana, como cada dia, pero pasaban pocos minutos de las cinco cuando empezó el movimiento en las literas de alrededor, asi que tras dar unas cuantas vueltas en la litera, intentado volver a conciliar el sueño sin conseguirlo, decidí levantarme y empezar a recoger la mochila.
Como era demasiado temprano, no quise molestar y saqué todos los bartulos fuera de la habitación, pero cual fue mi sorpresa al ver a mucha más gente de la esperada preparandose ya para marchar.
Alli estaban entre otros la pareja de alicantinos con la que habia compartido buena parte de la etapa anterior, y nos pusimos a charlar.
Decidimos ir a tomar café antes de empezar a andar, y nos fuimos al bar, en el que tuvimos que esperar que terminasen de limpiar un poco para que nos atendiesen.
Así que tranquilamente empezaba la ultima jornada de mi camino en este año, y no tenia ninguna prisa por terminarla.
Cuando nos pusimos a caminar era aun noche cerrada, y tras el sueño reparador, gracias al descanso las piernas respondian bastante bien, así que empezamos a darle un poco de caña al cuerpo, que era una etapa muy larga, y a todas luces bastante pesada.
La unica subida reseñable en esta etapa era el alto de la Vacariza y lo afrontamos con todas las energias que nos habia dado la noche, asi que sin más problemas subimos el alto y nos dirigimos a Vilabade, donde poco antes de llegar nos encontramos con el grupo de "las chicas" y su inseparable Toño.


Yo llevaba varios dias que me apetecia compartir kilometros y charla con este curioso y entrañable grupo, pero el muy distinto ritmo de marcha me habia echo compartir tan solo charla con ellos por las tardes cuando ya estabamos de descanso.
Era el ultimo día y habia decidido tomarmelo con otro ritmo, sin prisas, compartiendo vivencias con los distintos peregrinos, así que me despedí de los alicantinos que continuaron su marcha y me uní como nuevo mienbro a este grupo.
Durante un buen rato, que disfruté de una muy interesante conversación, marché junto a Lola y charlando charlando llegamos a Castroverde, ultimo lugar donde podriamos sentarnos a tomar un café antes de llegar a Lugo,y como tambien era el ultimo café del camino, pues paramos a tomarlo.
Estando en el bar llegó Angel que se unió a nosotros y tras el desayuno continuamos camino todos juntos, aunque pronto las chicas se quedaron atras y Toño, Angel y un servidor seguimos charlando. Tras algunos kilometros Toño decidió esperar a las chicas y el trio se redujo a duo.
Pasaban las horas, y los kilometros se quedaban atras en una etapa bastante aburrida paisajisticamente hablando.

Y como era el ultimo dia pues para acabar, acabé sufriendo lo que los ciclistas llaman una pajara.
Varios factores se unieron en mi contra: por una parte, aunque tenia muchas ganas de volver a ver a mi mujer y a mi hija, no queria dejar en Lugo el camino. Me daba muchisima pena no llegar hasta Santiago con esta extraña familia que habiamos ido formando a lo largo de este camino primitivo.
Por otra parte me daba muchisimo coraje que hubiese que andar tantisimos kilometros por carretera o por senderos pegados a ella, para llegar a Lugo, aunque realmente en todas las etapas nos habiamos tenido que enfrentar a varios tramos más o menos largos de duro asfalto.
La rodilla venía sufriendo desde hacia varias etapas y en la ultima no iba a ser menos.
A todo esto se unió el Sol, que castigaba con fuerza en un recorrido casi sin sombras donde cobijarse, y que abrasaba a cada paso que daba por la carretera.

Aprovechando la sombra de un arbol, le dije a mi compañero de camino que iba a parar a comer algo, el me dijo que continuaba, que seguro que nos encontrabamos un poco más adelante.
Tras reponer fuerzas con un bocadillo que me preparé con los restos que me quedaban en la mochila, seguí la marcha, aunque sin muchas gana.
Saqué el Ipod de la mochila y me puse a Fito a todo volumen, necesitaba levantar un poco el animo y la verdad es que el rock&roll me puso las pilas y me ayudo a completar los ultimos kilometros que me faltaban para llegar a Lugo. Cuando empecé a recorrer los barrios de la gran ciudad, guardé la musica deseando llegar al albergue lo mas pronto posible... pero una escalera, para mi maltrecha rodilla, interminable, se interponia en mi camino. Lo pasé bastante mal subiendo aquellos peldaños, y cuando tras mucho esfuerzo conseguí superarlos una voz me llamó... ¡Joaquin! Era Angel que ,como una aparición celestial, me llamaba desde la puerta de un bar con una enorme jarra de cerveza en la mano.
Me senté con el, y tras disfrutar una helada jarra de medio litro de cerveza, continuamos hacia el albergue que ya no debia quedar lejos.
Subiendo hacia la muralla nos alcanzó Daní que venía con dos chicos a los que no habia visto antes, y ya todos juntos llegamos hasta el final de nuestra etapa.
Alli poco a poco nos fuimos encontrando todos los que habiamos ido coincidiendo en las etapas anteriores y nos fuimos a comer juntos a un restaurante que Juan conocía, y donde, todo sea dicho, se comió muy bien.


Para bajar la comida, nos pusimos a darle la vuelta a la muralla, y como solo habiamos andado 31 kilometros en esta etapa, pues nos hicimos un par de ellos más, para estirar las piernas.


Y charlando y andando, como los 8 dias anteriores,se pasó la tarde, haciendo tiempo para que llegase la hora de montarme en el tren que me llevaría de vuelta a Madrid.
Me acerqué al albergue y me despedí de todos los que habian sido mis compañeros de camino que ya se preparaban para irse a dormir, y tras los besos y abrazos, salimos los más jovenes a tomarnos una cervecita de despedida, que acabamos brindando con un

¡¡¡BUEN CAMINO!!!

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8 de septiembre de 2011

Dia 7

Padrón - O Cadavo


El albergue de Padrón se dividía en pequeñas habitaciones de cuatro o cinco camas. El suelo y las escaleras de madera crujian a cada paso, lo que le daba cierto aire entrañable.
No era un albergue nuevo, ni mucho menos, ni especialmente bien preparado, pero a mi me gustó bastante (salvo los baños).
Compartí habitación con Angel y con una pareja de Alicantinos que comenzaban allí su primer camino(Perdonadme, pero no recuerdo los nombres!!).
Cuando sonó el despertador los cuatro nos pusimos en movimiento y en unos pocos minutos tras desayunar algo rapido en la cocina, salimos juntos a caminar.
Era noche cerrada aún y habia que calentar un poco los musuculos y romper a sudar para paliar el fresquito de aquellas horas, asi que marqué mi ritmo de costumbre sobre el arcen de la carretera y pude ver como Angel se quedaba atras, mientras los alicantinos aguantaban perfectamente. Más adelante me enteraría que pertenecian a un club de atletismo y que él, incluso corría maratones!
Los musculos ya estaban entonados mientras atravesabamos bosques y senderos,ibamos charlando, mientras seguiamos a buen ritmo, subiendo y bajando. La rodilla cada vez me molestaba más, y las pendientes, en cuanto que eran un poco pronunciadas me mataban.
Asi que cada vez que aparecía una cuesta ellos se adelantaban y cuando de nuevo llaneabamos me acercaba a ellos. Ibamos juntos cuando al terminar de descender por un sendero apareció Paradavella y justo al comenzar el pueblo paramos a tomarnos un cafe calentito en un acogedor bar, para descansar de la larga y dura bajada.


Y lo malo de las fuertes bajadas, es que suelen conllevar una fuerte subida, y asi fué. El camino que conducía a Lastra, resultó tener una , no dura, durisima subida, por un camino realmente dificil de andar. Tanto que algun peregrino anterior con un sentido del humor prodigioso nos habia regalado toscas notas de animo durante toda la subida. ¡¡Muchas gracias,seas quien seas, porque realmente me animaste muchisimo en estos duros metros!!


La pareja de alicantinos hacia ya mucho rato que se habian perdido en el horizonte, y no los volveria a ver hasta que llegase al albergue horas despues.
La ultima parte de la etapa se me hizo muy "cuesta arriba" a pesar de ir descendiendo continuamente. La pista que me llevaria hasta Cadavo Baleira fue un verdadero tormento,la rodilla me dolia muchisimo y cada paso cuesta abajo era un suplicio.
Cuando acabó la pista y empezó una carreterilla asfaltada fue aún peor, tanto que decidí bajar marcha atras,para que fuese otra la forma de apoyar el peso del cuerpo.
Llegó una curva en la carretera y aparecieron las primeras casas, donde una señora al verme bajar así me dijo: ¡animo hijo, que ya has llegado al albergue y tienes cama segura!



Apenas faltaban veinte o treinta metros para llegar a la puerta del albergue, donde ya estaban esperando a que abriesen los primeros en llegar aquella mañana.
Como quedaba mucho para que abriesen decidí lavar la ropa mientras tanto, y alentado por alguno de los que habian llegado antes que yo, me duché en el mismo lavadero con la manguera de la que salía el agua totalmente helada. La verdad es que me quedé como nuevo!






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7 de septiembre de 2011

Dia 6

Grandas de Salime - Fonsagrada ( o realmente Padrón)

Eran fiestas en Grandas y la mayor parte de los peregrinos las disfrutaron en mayor o menor medida. Desde la merecida comida al finalizar la etapa, hasta las orquestas ya de madrugada.
Cuando empecé a caminar aquella mañana los habituales ya se habian puesto en marcha, animados por los vecinos del pueblo que, sentados en las casapuertas y bordillos, se resistian a irse a dormir despues de toda una noche de fiesta.
Aun el sol no habia aparecido, y una baja neblina me acompañaba y rodeaba a ratos en un caminar sin mucha dificultad. A medida que iba clareando el dia, los montes iban mostrandose, recordandome que hoy, otra vez más, tocaba volver a ascender.



Según se anunciaba en las guias no era mucha la dificulta de la etapa, pero si eran casi treinta kilometros que añadir a unas cansadas piernas, con la dificultad añadida del puerto del Acebo, frontera natural entre Asturias y Galicia.
Dejé atrás el albergue de Castro para internarme pronto en un agradable sendero en el bosque que me guiaría hasta la ermita de San Lazaro ,(donde me encontré al grupo de las chicas) para poco despues desembocar de nuevo en la carretera.
Subiendo bajo el sol que ya iba apretando al llegar a Peñafuente me detuve a sacar unas fotos y a tomar un buen trago del refrescante agua que manaba de la fuente, para afrontar el ultimo tramo hacia el puerto del Acebo. A medida que subía, y me adentraba en la pista el tiempo iba cambiando, o mejor dicho, me metía entre las nubes que se agarraban con fuerza y se resitian a abandonar la cumbre.
Crucé las piedras que marcan la frontera entre las dos comunidades, y Galicia me recibío con un frio y una humedad que se colaba hasta los huesos, pero que dejaban una vista y un paisaje impresionante


Me detuve a tomar un café que me entonase el cuerpo en el bar que encontré al coronar el puerto y tras charlar un buen rato con el hombre que alli despachaba, al salir me crucé con Angel, nuevo compañero de camino, con el que en dias posteriores tendria oportunidad de compartir varios kilometros de marcha y alguna que otra cervecita.
A partir de ahi, salvo algún que otro repecho el resto del camino fue casi un agradable paseo, sin alejarse mucho de la carretera dejando atras, Cabreira, Fonfria, Barbeitos y Paradonova con la ermita de Santa Barbara.
El ultimo esfuerzo fue para subir a Fonsagrada y atravesarla bajo el sol del mediodia para, saliendo de la ciudad llegar a Padrón y a su albergue casi dos kilometros despues.

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6 de septiembre de 2011

Dia 5

Berducedo-Grandas de Salime



A medida que pasaba la tarde anterior, y conforme iban llegando los peregrinos, más pequeño resultaba el pueblo para albergar a todo aquel que llegaba.


A pesar de contar con dos albergues, el alojamiento era a todas luces insuficiente en Berducedo, y a poco más de las tres de la tarde ya no quedaban camas disponibles.


El albergue privado empezó a cobrar por dormir en el suelo, la hospitalera del municipal, tuvo que alojar a los peregrinos en el " palomar" e incluso varios afortunados pudieron pasar la noche en un horreo que habilitaron.


Cuando fuimos a acostarnos, el reducido suelo de la cocina del albergue ( y unico paso para salir de el) ya acogia al menos a 4 personas en sus sacos.


Bien es cierto, según nos iban contando todos los hospitaleros que este año el camino primitivo habia sufrido un notable aumento de peregrinos en los meses de julio y agosto, y que en una ruta que habitualmente puedes encontarte a cinco o seis personas por dia, en el mes de agosto se habian llegado a contar más de ochenta.


Así pues cuando sonó el despertador y me levanté, casi no tenia sitio dentro del albergue para vestirme y cerrar la mochila.


Cogí los trastos como pude y saliendo con todo el cuidado del mundo terminé de vestirme con el fresquito de las seis de la mañana en tierras asturianas a la puerta del albergue.


Allí, Fran, un granaino con el que habia hecho muy buenas migas en los dias anteriores, hacia lo propio y terminó de preparar su mochila mientras charlabamos. Tomamos algo ligerito y empezamos a andar.


Al pasar por la iglesia, vimos como bajo el porche dormian un buen número de peregrinos que debian haber llegado demasiado tarde para ni siquiera coger sitio en el suelo del albergue.


Con la charla llegamos hasta La Mesa y empezamos una nueva subida viendo a una pareja de peregrinos a lo lejos a los que no reconocimos hasta que estuvimos bastante más cerca, se trataban de Juan y Merche, que con dificultad subian el duro repecho que lleva a los molinos eolicos. Algo más adelante subía Lola y ya con bastante ventaja Lupe y Toño encabezaban el grupo.


Tras cruzar unas cuantas frases y un ¡Buen Camino! empezamos a descender. ¡Por fin, pense yo, un buen tramo bajada para relajarnos! Y lo cierto es que descendimos, y descendimos y seguimos descendiendo, unos tramos con más facilidad y otros con menos, pero la charla y la grata compañia aliviaban las rodillas que empezaban a dar sintomas de estar algo perjudicadas.


La vista del embalse de Grandas nos acompaño durante casi toda la etapa aunque a veces jugaba a esconderse entre los arboles para aparecer un poco más adelante, hasta que al fin llegamos a una carretera que nos llevó directamente hasta la presa. Ya teniamos a la vista el lugar donde ibamos a parar a tomarnos un cafelito cuando al terminar de cruzar el embalse, un viento casi huracanado nos impedia continuar. Agachamos la cabeza, apretamos bien los pies contra el suelo y con un gran esfuerzo conseguimos superar los realmente pocos metros de viento que al sumarse al volumen de la mochila se convertian en una combinacion muy peligrosa.


Sentados en la terraza del hotel disfrutando de un cafe calentito entre las manos, veiamos cruzar el embalse a los que iban llegando detras de nosotros. Cuando entraban Mariano, Dora y Angel nos levantabamos Fran y yo para continuar el camino.


A partir de ahí, empezamos una larga subida por carretera y faltando poco menos de un par de kilometros para llegar a Grandas el camino se internaba en un sendero que nos conduciría hasta la población y su albergue recien estrenado.

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5 de septiembre de 2011

dia 4

Campiello - Berducedo




Por fin llegó el ansiado y temido día.
Era hora de afrontar la ruta de los hospitales, probablemente la ruta más nombrada desde que salimos de Oviedo.
Con la mochila bien preparada (comida y bebida suficiente), y las piernas dispuestas a sufrir (un día más), pasaban unos minutos de las seis cuando me levantaba y vestía en la semioscuridad del albergue.
Cuando me asomé a la puerta eran muchos los que se estaban preparando para marchar. Apuré una barrita energética y un pequeño zumo de piña y con la linterna encendida (como cada mañana) comencé a andar.
La carretera era una vez más el camino a seguir, y la niebla en aquella mañana su compañera.
Por fortuna el camino no tenia ninguna complicación en aquel principio de etapa, pues la linterna, en un intento de recolocarme la mochila decidió saltar al suelo y dejar de funcionar, así que forzando mucho los ojos pude continuar camino en la oscuridad por aquella solitaria carretera hasta que el sol empezó a levantar.



Poco antes del desvío para la ruta de los Hospitales me encontré con Dora y Mariano que habían salido un poco antes que yo y charlando continuamos la marcha subiendo las primeras rampas de la jornada para llegar a la capilla de San Pascual (patrono de su ciudad) donde paramos a hacer unas fotos.
Un poco más adelante nos encontramos con el grupo de las chicas y Toño que avanzaban por una pista bastante irregular donde campaban a sus anchas los caballos.
A medida que las rampas se iban endureciendo el grupo se iba estirando y disolviendo hasta que me encontré solo de nuevo subiendo.
Cuando llegué a las ruinas del primer hospital (Paradiella) y viendo la subida que me esperaba pocos metros mas adelante, decidí tomar un bocado y abrigarme a pesar de llegar sudando.
Esa cuesta la recuerdo como la de mayor pendiente que he recorrido en el camino primitivo (quizás este equivocado, pero al menos la que más me costó seguro que fue), pero también como la que me trasladó a una nueva dimensión de paz y serenidad como nunca la había vivido.




Allí, en mitad de la nada, tan solo conmigo mismo, respiré como el que respira por primera vez. Llené mis pulmones del aire mas puro que tengo conciencia haber respirado jamás y pude disfrutar del silencio como nunca lo había oído.
Me solté la mochila y me senté sobre una piedra… no sé cuanto tiempo pude pasar allí mirando al infinito, sin ninguna prisa, sin nada más que hacer que disfrutar del momento presente…
Un escalofrío me recorrió la espalda y lo consideré como la señal para volver a ponerme en camino, y tras atarme la mochila mojada por el sudor continué la marcha buscando el alto de la Marta, final de la variante de los hospitales.
Una fortísima bajada con piedras sueltas me recibió y machacó las rodillas para acercarme a Montefurado y desde allí, casi de paseo hasta Lago y Berducedo.




El tramo final de la etapa, entre pinares, me lo tomé casi como un juego, persiguiendo a una ardilla que se escondía de mi cuando me acercaba más de lo que ella consideraba pertinente, y así, sin darme cuenta me encontré con el albergue de Berducedo, donde pasaría aquella noche.

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4 de septiembre de 2011

dia 3

Bodenaya- Campiello


Tras habernos puesto de acuerdo la noche anterior en una cena común, a las seis de la mañana nos despertaba el hilo musical del albergue de Bodenaya.Diez minutos después estábamos todos reunidos de nuevo a la mesa para desayunar juntos, según marcaba las normas del albergue: Cena y desayuno comunitario, y por lo tanto hora de despertarse a decidir en común.
Me encantó el detalle de que a pesar de ser un albergue privado el precio era libre, al abandonar el albergue debías dejar tu donativo en un buzón que había junto a la puerta. Tu valorabas la atención recibida y en consecuencia dejabas lo que considerases oportuno.
Comencé a andar junto a Lola, Merche, Guadalupe y Toño, un curioso y entrañable grupo de los que solo el camino puede reunir, pero poco tiempo después les dejé atrás, porque los músculos me estaban pidiendo entrar en calor antes de que el sol levantase en el horizonte.Ese amanecer me pareció realmente espectacular, una preciosa luz anaranjada decidió acompañarme durante varios kilómetros, compañía que agradecí y mucho, pues hay pequeñas cosas que te ponen las pilas y esta es una de ellas.



Tras dejar atrás El Pedregal, antes de que me diese tiempo a darme cuenta estaba llegando a Tineo y la ermita de San Roque, donde paré a reponer energías y tras un pequeño descanso continué la marcha atravesando la ciudad que despertaba a mi paso montando un mercadillo en la plaza.Como despedida, Tineo me decía adiós con una fuerte pendiente, pero compensaba al poco rato con un bosque impresionante donde en cualquier momento podría aparecerte un Trasgo o una Xana.
Cuando llegué al desvío del Monasterio Santa Maria la Real de Obona, dudé si dirigirme hacia el, pero decidí llegar a Campiello y por la tarde acercarme a visitarlo para estirar las piernas. Más mi sorpresa fue que estaba muchísimo mas lejos el final de la etapa de lo que yo pensaba, así que me quedé con las ganas de visitarlo. Queda pendiente para otra ocasión.
Al acabar la pista en el bosque desemboqué en una carretera que se me hizo eterna, casi tres kilómetros de aburridísima cuneta al sol del mediodía, que concluyó con una cerveza helada en casa Herminia.
Poco a poco fue llegando el resto de la "familia": David, Dani,Mariano y Dora, Fran , que quería continuar hasta Borres, pero le convencimos para que se quedase, Lola,Merche, Guadalupe, Toño, Juan…
Todos aquellos que queriamos hacer la ruta de los hospitales al dia siguiente nos quedamos allí a hacer noche.

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3 de septiembre de 2011

Dia 2

San juan de Villapañada - Bodenaya

Eran las 6 cuando empezaron a sonar los despertadores y poco a poco nos fuimos poniendo en marcha tras un ligero aseo y un fugaz desayuno.

Aun era de noche cuando empecé a andar junto a otro peregrino pero en las primeras rampas del alto del fresno se quedo atrás y no lo volvería a ver hasta horas después.

Así que seguí la marcha para encontrarme poco antes de llegar a Cornellana a un par de chavales que junto a su abuelo hacían su primer camino de Santiago, y este les iba contando y explicando como y por donde debían marchar.

Tras cruzar con ellos unas pocas frases continúe mi camino y cruzando el río Narcea justo en el desvío para el monasterio, una joven pareja de Murcia salio a mi encuentro. Tenían previsto, al igual que yo, desayunar allí, así que nos sentamos en un bar donde compartimos además del café un buen rato de charla.

Al salir del local entraba en él mi primer compañero de jornada al que salude con un: !Buen Camino! para proseguir enseguida la marcha.

Hasta llegar a Salas fue un tranquilo caminar, aunque el calor iba haciendo mella en mi cuerpo y no dudé en detenerme a tomarme un refrescante café con hielo en un bar donde pude disfrutar también de la charla con la camarera y un parroquiano sobre lo que restaba de la etapa y lo malo que era ese día para andar por el fuerte calor.

Tras hacer una foto a una pizarra donde cada dia cambiaban la frase que en ella aparecía dedicada a los peregrinos, continúe la marcha encontrándome poco antes de salir de Salas, sentados en una terracita a varios compañeros de esa familia que poco a poco se iba formando en el camino.

Nada más dejar la ciudad una fuerte subida disimulada dentro de un fantástico bosque me dejó sin aliento para al terminar empezar un largo tramo de peligrosa carretera, acompañado de numerosos coches y camiones que pasaban mucho más cerca de lo que me hubiese gustado.

Ya faltaba poco para llegar a Bodenaya, donde pretendía quedarme a dormir, aunque las obras de la carretera y el fuerte calor, parecían alejar el final de la etapa cada vez más.

Pero como todo en esta vida, llegó el momento de divisar el albergue, y allí esperando a que abriese sus puertas más miembros de esta peculiar familia, que esa tarde-noche empezó a tomar forma con fuerza.

Curioso lugar este albergue que tiene una magia especial.

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2 de septiembre de 2011

Dia 1

Oviedo-San Juan de Villapañada

Los nervios previos a la salida no me dejaron pasar muy buena noche y rato antes de que sonara mi despertador ya estaba despierto, así que me vestí, desayuné y cargando mi mochila empecé a patear las calles de Oviedo.
Tras una aburrida marcha buscando la salida de la ciudad, pronto pude disfrutar de las lomas de Asturias y de la intensidad de sus repechos.
Se respiraba frescor en una mañana que amenazaba lluvia y que se pasó urbayando buena parte de ella.
Mucho antes de que me diese cuenta estaba subiendo el Escamplero que me dejó sin aliento y tras reponer fuerzas seguí camino en un continuo subir y bajar.
Tras recorrer impresionantes paisajes llegue por fin a Grado donde compré las provisiones para subir al albergue de San Juan y poder comer alli.
La subida se anunciaba dura, pero jamas me imagine que tanto para ser casi el final de mi jornada.
En las primeras rampas de esta subida coincidí con Dora y Mariano,un matrimonio de Castellón que pasarian a ser parte de la familia adoptiva de este camino peregrino.
Al llegar a la bifurcación que indicaba la ruta al albergue giré a la derecha, me despedí con la mano, para llegar tras un muy largo desvio y compartir mesa con un grupo de ciclistas sevillanos que habian parado a comer en el albergue...
Mientras el Hospitalero terminaba de limpiar y acondicionar el albuergue, pude disfrutar de una agradable charla con los ciclistas y con el resto de peregrinos que poco a poco iban llegando, y que ya alguno de ellos me acompañarian cada dia hasta llegar a Lugo.

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1 de septiembre de 2011

Dia 0

He llegado a Oviedo hace un rato en el autobus y tras preguntar un par de veces he conseguido llegar al albergue de "El salvador".

Me han dado la ultima cama disponible y tras acomodarme y dejar los bartulos he ido a sellar la credencial.

El hospitalero, un hombre super amable me ha dado la bienvenida y algunas indicaciones para moverme por la zona.

Tras una ligera cena he vuelto al albergue y me he sentado a oir como el aire movia las hojas de los arboles en un pequeño patio trasero mientras empezaba a escribir estas lineas.

Mientras respiraba profundamente el aire de tranquilidad que me envolvia sonaron en la lejania unas campanas a la vez que unas ligeras gotas de lluvia me daban la bienvenida a Asturias...

!Buen Camino!

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